Asegurar la salud del trabajador aumenta la productividad de este y ayuda en la prevención de una posible contaminación microbiana.
Un empleado que padece una infección (tenga síntomas o no) puede contaminar fácilmente los productos frescos con patógenos microbianos si no se practica una buena higiene, tal como el lavado de manos después de un estornudo, o el tocarse el pelo u otras partes del cuerpo, o después de ir al baño. Estos patógenos pueden luego ser transmitidos a los consumidores que manipulan o comen el producto hortofrutícola contaminado.
Idealmente los trabajadores agrícolas deberán tener acceso a un sistema de cuidado de su salud, también es importante que los empleadores proporcionen un programa de entrenamiento sobre buenas practicas de higiene.
Una caja de primeros auxilios debe estar siempre mantenida cerca del lugar de producción. Esta debe contener vendajes adhesivos, agua oxigenada, desinfectantes, vendas, guantes, otros materiales para la protección de heridas.
El agua para consumo humano ha de ser potable, es decir ha de carecer de microorganismos y sustancias tóxicas que pudieran poner en peligro la salud de las personas. Los microorganismos patógenos que pueden estar presentes en el agua contaminada incluyen: Escherichia coli, Salmonella; especies Shigella entre otros.
Los sistemas de suministro de agua han de estar en buenas condiciones y funcionar de manera correcta.
Las instalaciones, superficies, equipos utensilios, recipientes, instrumental, envases y medios de transporte en contacto directo con el producto son elementos a controlar puesto que exige el peligro de que se genere una contaminación microbiológica o química de los productos, por eso de bebe ubicar las instalaciones en lugares donde no exista amenaza por la inocuidad o calidad del producto, aplicar un plan de control de plagas y roedores.